La verdad es que no lo recomendaría. Habíamos estado antes de la reforma y la experiencia no había sido muy buena, pero nos gusta tanto Zahara y el lugar donde está el hotel, que decidimos volver y, de ese modo, ver cómo había quedado el hotel tras ser reformado. No creo que regresemos. Estuvimos cuatro noches durante el puente del 12 de octubre. Llegamos el miércoles 11 hacia las once y media de la noche. Nos recibió un recepcionista con mas ganas de quitarnos de en medio que de hacernos una recepción cálida y agradable. Habíamos reservado una habitación The Level, no hubo check in diferenciado, ni se nos dio ninguna explicación. No le dimos importancia debido por la hora que era. En previsión de llegar después de la hora de la cena -teníamos contratada pensión completa- habíamos llamado esa mañana para que nos preparasen una cena fría. La atención telefónica había sido buena. Efectivamente, la cena estaba preparada, pero ahí llegó la primera decepción. El recepcionista nos indicó que podíamos dirigirnos al restaurante y que allí encontraríamos varias mesas con cenas para dos personas. Nos podíamos sentar en la que quisiéramos. Y así era, cinco mesas todas juntas con cinco platos en cada una tapados con campanas. Dos aguas minerales y un abridor. El menú, deprimente. Dos platos con embutido, queso, una especie de salchichón, jamón cocido y jamón serrano. Todo seco, mal presentado y de mala calidad. En otro plato una ensalada horrible y en los otros dos platos varias piezas de fruta y una pieza de bollería. Terrible, para salir corriendo. Mala forma de recibir un un huésped. Bueno, da igual, nos vamos a la habitación. Nos asignaron la habitación 141 y al llegar, en la mesa, una tarjeta de bienvenida y una pequeña bandeja con dos bombones blancos. La tarjeta estaba dirigida al Señor Calvo, dándole la bienvenida y firmada por el director del hotel y la responsable de GX. Yo no soy el Señor Calvo por lo que llamé a recepción para ver si me habían dado la habitación equivocada. La respuesta fue surrealista por parte del recepcionista (creo que de nombre Alfonso). Me dijo que daba igual que esa era mi habitación y que no importaba la tarjeta de bienvenida que nos quedásemos ahí que no importaba nada. Por supuesto la tarjeta dirigida al pobre Señor Calvo permaneció sobre la mesa durante toda la estancia junto a los dos bombones que estaban tan secos y rancios como la recepción que habíamos tenido. La habitación está bien. Buena cama, buen baño, una reforma correcta. Echamos de menos algún detalle propio de la categoría Level como cafetera, sólo había un hervidor. Tampoco nos gustó que el minibar estuviera vacío. El desayuno muy muy justo en calidad y variedad. Nada apetecible. Lo mismo puedo decir de la comida y la cena. Muy poca variedad, una calidad muy justa en todos los alimentos, una presentación muy pobre. Comimos todos los días, pero tengo que decir que nos disfrutamos especialmente de nada. Por ejemplo, la cocina en vivo está atendida p
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