Fuimos por una boda familiar y pasamos 5 noches, la casa es preciosa, muy acogedora, en un pueblo con mucho encanto, cada habitación es diferente y especial. Paredes de piedra, camas inmensas, decoración rústica. Orlando es encantador y consiguió hacernos sentir como en casa, siempre atento y servicial. Como anécdota queda que el día que llegábamos nuestro avión sufrió un retraso de 3 horas lo cual nos hizo llegar a la 1.30 de la mañana, esa noche habíamos solicitado cenar allí y está claro que en un hotel al uso hubiésemos perdido la cena, él nos esperó y pudimos cenar, por cierto,la comida buenísima, casera. ¡Un lugar 100% recomendable!
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