Lo único bueno es la ubicación, en pleno centro de Catania. Cuando llegamos, no había llaves donde nos habían dicho. Llamamos varias veces por teléfono y mandamos varios WhatsApp y no nos contestaba nadie. Finalmente bajó la recepcionista cuando ya se marchaba a su casa y nos dio las llaves. Si hubiese decidido bajar una hora después, hubiésemos esperado una hora más. El baño está sucio. La mampara de la ducha está sucia. El WC tiene una especie de caja o cubículo séptico donde va a parar el agua sucia y que cada poco hace ruido. No se puede tirar ni papel higiénico dentro. Los apliques del baño estaban rotos o les faltaban piezas. La cisterna no tenía pulsador. Nos alojaron frente a la recepción y se oye todo, es imposible dormir a partir de las 8:00 horas. Al estar en pleno centro (via Etnea), hay mucho ruido y se escucha todo durante toda la noche, las ventanas no insonorizan absolutamente nada y no se puede dormir. El edificio es muy viejo, las escaleras poco iluminadas y llenas de trastos. Aunque lo llamen así, la palabra hotel le viene muy grande. No volveremos.
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