Eramos un grupo de 50 españoles en un circuito por el norte de Portugal durante la semana de Pascua. Nuestra estancia no pudo ser mejor: La habitación y el baño renovados, espaciosos y limpios, con un balcón amueblado con una pequeña mesa y dos sillas (Hab.128) El personal super atento y amable, a pesar del trabajo que puede dar un grupo tan numeroso. El desayuno INOLVIDABLE!!! Paraíso para los amantes de los dulces. Diariamente unos pasteles de Belem recién horneados, bizcochos, tartas... La cena era sencilla pero suficiente. No hay buffet, el segundo plato lo sirven los camareros. Volveríamos, sin duda. El hotel está a 10 minutos escasos de las playas.
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