El hotel está en un barrio agradable, aunque al lado de una calle francamente fea. En la parte positiva: magnífico desayuno y buen restaurante para comidas o cenas, aunque caro. Los empleados son amables y colaboradores. En el aspecto negativo: la política del hotel parece ser no permitir el acceso a la habitación hasta a partir de las 15 h en punto, aunque esté preparada, y te hacen esperar hasta esa hora sí o sí. El plato estrella del menú, las chuletas de cordero, es una ración miserable a precio exorbitante (43 euros al cambio por dos chuletas).
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