El hotel está ubicado en una zona excepcional de Ortigia, justo al lado del mar y del Castillo. Los atardeceres que puedes disfrutar desde sus terrazas son espectaculares. El personal es amabilísimo, especialmente las personas a cargo de la recepción, que te hacen sentir muy bien, la verdad es que, más que en un hotel, te sientes como en casa. El edificio el un Palacio con una decoración muy especial. Al dueño le gustan mucho las antigüedades y hay preciosidades dentro. No es un hotel convencional, es un lugar muy especial, donde, como he dicho antes, te sientes como si estuvieras en una maravillosa casa. El desayuno es estupendo. Por 20 euros, se hacen cargo de tu coche, pudiendo disponer de él cuando quieras, avisando con 1 hora de antelación. Volvería sin dudarlo y lo recomiendo a todo el mundo. Grazie, Francesca and Co!.
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