Playa Koralia 科拉利亞海灘

Todo empezó cuando solicité una cotización. Siempre se demoraron varios días en una pregunta. No contestan el teléfono y rara vez el WA. Después de insistir por correo electrónico por que no me contestan, de pronto recibía una respuesta y con la segunda pregunta, el juego otra vez empezó. Tampoco pude hacer el anticipo del 50% con mi tarjeta de crédito internacional. La carta con las comidas es muy reducida y las porciones muy pequeñas. Una vez me ofrecieron ensalada con langostinos, recibí una pequeña porción de ensalada con 5 camarones super pequeñas. La respuesta fue que se equivocaron, no es con langostinas, sino con camarones. Los jugos sabían a puro agua. A pesar que en el internet y en la carta fisca ofrecían postres, no habían. Solamente después de insistir mucho, hicieron uno, días después. Las sillas de la playa no eran suficientes para la cantidad de personas. Había gente que pagó un pasadía en otro hotel cercano para poder sentarse y además tener un almuerzo bueno. La señora de los masajes olía a cebolla y tomate y eso que explicó que se había lavado muy bien las manos. El camino de mi cabaña no tenía luz para ir a la cena. Después de insistir prendieron una lámpara que había en el camino. Menos mal que tenía una linterna, sino no llegó. Cada rato el botellón de agua en el comedor estaba vacío y toca rogar para que trajeron uno nuevo. Ni hablar del café en la mañana. Tocaba mucho tiempo bombear en la jarra para obtener una taza de café y también cada rato se acabó. Varios huéspedes nos fuimos a un hostel al lado para tomar café, capuchino o comernos un postre. El aseo de las habitaciones solo lo hacían después de quejarme a las 3 pm que aún se encontraron todos los insectos en el piso de la noche anterior y las camas sin hacer. El hotel me parece demasiado caro para el servicio que ofrece. No cumplió en nada mis espectativas.

Muy relajante, mucha tranquilidad, servicio perfecto, un lugar perfecto para encontrarse y tomar tiempo para uno mismo. La comida: La comida es divina, con cantidades suficientes. Mucha diversidad en los platos propuestos, sabores deliciosos y originales tanto en la verdura que el pescado o el pollo. Hasta la presentación de los platos es re bonita. Y esto es sin hablar del servicio estupendo: Camilo fue perfecto del A al Z, super simpático y una ayuda preciosa para navegar el menú y pasarnos comidas inolvidables. El bar: Chevere con un señor super simpático, una playlist en punto y unos cócteles divinos. La habitación: Perfecta con un espacio afuera muy agradable (2 banquetas+1 hamaca+ duchita para los pies en mosaica), un espacio interior bien decorado con grande mesita de noche, alfombras de paja, unas pinturas, cortinas de lino... y un baño fenomenal afuera, con ducha de mosaica y WC. La agua fría se siente super bien con el calor que hace. Agradable y muy relajante la casita que tuvimos. La Playa: la instalación del hotel es bonita, con hamacas y tumbonas en que uno puede tomar el sol o acostarse en la sombra. También se pueden pedir cosas del bar traídas hasta la playa 👍🏻 La playa tiene una vista sobre las montañas y bonitos atardeceres. El único punto negativo, como lo decían otras comentarios, es que el mar es muy agitado -＞ olas violentes y un agua muy marrón por todo lo que se lleva de arena madera algas etc. No es agradable para bañarse la verdad. La Excursion: Tuvimos una excursión genial con nuestro guía. Hicimos una caminata de 2x30 min (ida+ vuelta), para cual uno tiene que estar en buena forma física (hay algunas partes en que se cruza el río con corriente fuerte y otras en que se tiene que subir sobre piedras). Fue estupendo. Nuestra guía super chevere nos contó mucho sobre los árboles y pueblos indígenas que vivían en el lugar visitado, y nos llevó al Pozo sagrado, un lugar exclusivo en que uno puede bañarse y disfrutar del agua suave. El hotel también había pensando en darnos una merienda y agua que disfrutamos con la vista, super bien. Se lo aconsejamos a todos! Sobre el hotel en general y la ubicacion: también estuvimos sorprendidos porque habían pocos mosquitos, y no hacía demasiado calor. Idílico. Juliette y Mathéo