El entorno maravilloso, no cabe duda de que es un lugar idílico, la atención de las chicas de restaurante, cafetería y spa, fue muy profesional, ahora bien es una pena como se encuentran algunas de las instalaciones, con un poco de cuidado y cariño mejorarían radicalmente. Las habitaciones de las palloza, antiguas, mal insonorizadas, se oye todo, mala iluminación, el climatizador no funcionaba, en el baño todos los aplique antiguos y malos, la alcachofa de la ducha parece recogida de una casa de muñecas. Con respecto al spa, agua fría, 4 chorros, mala sincronización de los chorros y en una de las paredes los chorros no funcionan. Tarda mucho mucho en volver a permitir accionar el mecanismo. Necesitas pedir cita aunque no haya nadie. Desayuno poco variado, no esperes elaborados de huevo, ni bacon , solamente pan de dos tipos, yogur, cereales, un solo tipo de fruta y unas lonchas de fiambre, tomate en monodosis, esas monodosis contienen conservantes lo que hacen que el tomate no tenga el mismo sabor. La cena es verdad que con media pensión es medio a la carta eliges entre 4 primeros y 2 segundos, pero estaba riquísima y muy abundante. Entorno idílico, quieres tranquilidad, la vas a tener. Ahora si quieres ver el castillo ve a buscarlo . Es una pena pero no hay senderos transitables que puedas recorrer dando un agradable paseo por el río. Los masajes y terapias geniales. Pero en definitiva es demasiado caro si lo ponemos todo en conjunto. Pienso que con pocos arreglos y un poco. De cariño sería un lugar para regresar.
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