El hotel es hermoso, se respira una invitación a salir de la habitualidad para sumergirse en un tiempo de relajo, meditación, observación y disfrute del silencio, el espacio, el entorno, la luz y la propuesta del entorno volcado en el interior. Tiene un SpA para disfrutar a full. Es toda una experiencia. El personal del restaurant es muuy amable. Yo estuve al final de la temporada y aunque la oferta de la carta de la cena tenía algunas cosas no disponibles, los platos fueron muy buenos. El desayuno es exquisito. Una sugerencia es que el letrero con el nombre del hotel que está en el camino de acceso sea un poco más visible, se ve casi escrito a mano y muy pequeño....totalmente ajeno a la maravilla que se encuentra.
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