Recorriendo las estrechas y tortuosas calles de Monreale, llegamos a este pequeño hotel. El hotel no tiene parking, pero hay dos parking cercanos (zona azul), aunque visto lo visto, la gente aparca en cualquier esquina. El desayuno sencillo, pero bien, puedes elegir entre dulce o salado, y te ofrecen café y zumo. Las camas cómodas. El baño "poco" aprovechado, la ducha demasiado pequeña, y el váter con poca potencia, digamos que una de nosotros dejó un inquilino, y tuvieron que expulsarlo los del hotel, eso sí, lo hicieron mientras estuvimos fuera. Hay que avisar del check in por WhatsApp, nos atendieron bastante rápido. El hotel no tiene WiFi.
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