Soy gastronómica, no suelo dejar reseñas, pero sinceramente, en esta ocasión me veo obligada. Es la primera vez que veo en Mendoza, un grado de detalle como el que me tocó vivir en este restaurante. Desde la decoración, las vistas, la wine list es increíble, la comida conjuga sabores, colores y texturas a la perfección. Pero lo que más me sorprendió fue la atención de los camareros, siempre atentos, con una sonrisa, muy serviciales, Macarena tiene un grado de protocolo que solo se ve en grandes restaurantes de Europa, con estrella Michelin, al igual que Juan de Dios. Debo felicitar a la persona detrás de esto, llevar un restaurante de hotel es lo más difícil que hay, llevo más de 24 años en el rubro y se lo difícil que es. Sin dudas volveremos.
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