La verdad es que no estaba muy convencida por las malas opiniones que leí, pero fue mejor de lo que esperaba. En líneas generales el hotel no está mal, pero ya se le notan los años y va pidiendo una reforma. Las habitaciones en general están muy bien, tienen buen aire acondicionado y son muy amplias. Cogimos dos dobles y una triple, pero tengo que destacar la triple por su comodidad y disposición. Al entrar, queda el baño justo a la derecha y frente a la puerta de entrada tienes una habitación con dos camas. Situándose nuevamente en la puerta de entrada, a la izquierda tienes un pequeño pasillo que conduce a otra habitación, que es la que tiene la cama individual y otro cuarto de baño. Esto proporciona una gran independencia e intimidad, aunque deberían de ponerle una puerta para separar una habitación de la otra, ya que actualmente no la tiene. Quiero hacer mención especial a las camas, en concreto a sus colchones, ya que son auténticas piedras, son durísimos y bastante incómodos. También, los cuartos de baño están un poco anticuados y vendría bien reformarlos, para eliminar las bañeras. Además, las habitaciones en las que nos alojamos no disponen de terraza, no sé si las otras tendrán. Me gusta dar este tipo de detalles para los curiosos como yo. De la comida, otro punto fundamental para mí, no puedo decir nada porque solo cogimos alojamiento. En conclusión, no me importaría volver a alojarme allí en otra ocasión.
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