艾米達浴場飯店(Hotel Balneario la Hermida)

Habitación sucia, la habitación de los ácaros, atención de recepción y limpieza con carencias graves. La recepcionista dijo que hablaría con director y nos diría algo a partir de ahí todas las veces que la vimos se escondía detrás del ordenador. El entorno está bien pero vaya paga una posada en el pueblo y lo disfrutarás igual y podrás ir al balneario y todo pagando mucho menos y seguro que más limpio, porque menos es imposible.

Hemos estado hace un par de días y la experiencia muy mala. La habitación muy mejorable, mesillas descuidadas y el grifo de la ducha perdía agua. Cuando bajamos al balneario no había nadie y estuvimos esperando un rato. Finalmente llego una chica con un abrigo de calle y nos explico como funcionaba pero sin grandes explicaciones. Por otro lado y lo más grave para mí, hicimos la reserva de un masaje y cuando llego el momento nos comentan que no lo tenían apuntado en su agenda ( En el ordenador si lo tenían apuntado)y que no podía realiz****. ¿Para que hemos ido a un Balneario ? Queriamos un servicio completo. Nos quedamos a medias. Lo comenté en recepción y ningún detalle, ninguna explicación!! Hay que tener en recepción plantilla más resolutiva y que consiga que el cliente se vaya con una buena sensación. Lo positivo un camarero nuevo que habia, muy atento y muy agradable. No volveremos!!!

Han sido unos días de relax total… el sitio es único en mitad de los Picos de Europa y junto al río Deva. Unos acantilados que te asustan y a la vez maravillan. Las aguas termales y el spa es de 10… merece la pena d**** el viaje y el restaurante también está genial con una carta corta pero exquisita. El desayuno buffet estupendo para luego irte a andar .

Nos sentimos estafados. Lo único bueno que tiene el alojamiento es el entorno, entre montañas, aislado de todo. Los camareros también son agradables y atentos. Reservamos una noche con circuito de balneario y desayuno para dos, 250€ oferta Genius en booking. Llegamos y no nos explican nada, ni horario de desayuno, nada. Subimos a la habitación 315, ninguna de las que aparecen en las fotos, ni vistas ni nada, era una bohardilla con una ventana en el techo únicamente que si se veía la montaña, los techos de hormigón visto, el colchón de muelles y la cama sonaba, supuestamente era con bañera, bañera nada ducha y muy antigua que había que regular el agua caliente en un grifo y la fría en otro, el secador del baño amarillento completamente, el minibar tenía dos botellas de agua pequeñas solo, la caja fuerte no funcionaba, no tenía toallas, llamamos a recepción para pedirlas, buscando el teléfono en Google porque en el de la habitación no lo ponía, tardaron 20 minutos en subirlas y más detalles de dejadez como que a la mesita le faltaba un pomo, la televisión estaba a un lado de la cama… En cuanto al restaurante solo desayunamos y el precio es muy elevado para lo que ofrecen y la calidad, se aprovechan de que no hay nada cercano para comer y por eso tendrán esos precios…En cuanto al balneario no nos informaron de que hay dos opciones, el circuito y las cuevas, nosotros solo teníamos el circuito que estaba con demasiado aforo, con una sauna estropeada, otra sauna no cerraba bien y no explican prácticamente nada. En resumen este lugar perdió las 4 estrellas hace muchos muchos años, una desilusión total y una pérdida de dinero, espero que no caiga más gente en este engaño.

Llegamos sábado tarde. En recepción se nos asigna habitación sin mayor ahondamiento de servicios u horarios dentro del hotel. Tan solo se nos entregan tres albornoces con la obligación de devolverlos en mismo lugar en el momento de salida (sorprendente). Tercera planta, habitación con altillo. Calor asfixiante y no demasiado cuidada: cabecero roto, algún interruptor roto, en la mampara de la ducha faltaba goma de protección lo que hacía que tras cada baño tuviéramos que recoger agua. Dos sillones llenos de lamparones y un caramelo bajo la cama amén de múltiples “pelusones”. Reserva en spa 17;15. Accedemos al mismo y se nos indica debemos esperar. No menos de 15 personas en igual situación. Una señora nos explica y administra tiempos: 30 minutos aquí, después salen y 20 allí y por último 10 allá… se la consulta donde está el reloj para seguir la suiza precisión que se nos exige: ¡vinimos a relajarnos!. Las instalaciones pequeñas y abarrotadas. Coger chorro era una mezcla de disimulo y carrera. A la mañana siguiente desayuno digno con camareros serios y profesionales. Un pelo en la tortilla de patata… Pequeño bufe y carta para pedir algunas cosas directamente a cocina: bien. Abandonamos instalaciones. Cargamos con albornoces, comunicamos suciedad habitación y desperfectos. Se le caen las estrellas. Cuidado.

Habíamos visitado, desde hace media década, varias veces al año exclusivamente el circuito interior. La apertura de las pozas/cueva exteriores anexas, provocó, junto con el Jubileo lebaniego de la primavera/verano pasada, un boom estival de gentrificación y masificación incontenibles, de ahí que la temporada anterior no viniéramos. Con el (muy agradecido) aletargamiento y cese de la fluencia masiva (fruto de la fiebre por la novedad), nos hemos animado a, no solo realizar ambos itinerarios termolúdicos, sino también a alojarnos y disfrutar de las instalaciones a todo nivel. La habitación "con vistas" a la montaña, orientaba su velux a la falda derecha (viniendo desde Panes) del macizo calcáreo y cuarcítico del desfiladero, con el arrullo del Deva surcando su curso medio entre las urgencias kársticas y unas apremiantes obras de remodelación y ensanchamiento del tramo, al Extremo Oriente de Picos de Europa. Toallas, comodidad, calor, espacio funcional, con doble piso, amenidad, ergonomía...Un diseño entre rústico y técnico. En el desayuno, variedad parca, precaria para un cuatro estrellas: ningún yogurt desnatado, ni rastro o intuición oportunista de quesos locales (y la comarca es prolífica en ellos, quizás la que más de la región), bollería y confitería industrial a raudales (berlinas, donut, bizcocho, mufflins, napolitana, croissant, galletas, corbatas de Junquera, "sobao pasiego", etc.) y una suculenta "muestra" que constata lo que podría ser y, de hecho, no es: membrillo, huevo cocido, melón, kiwi, cereales variados (muesli, con flakes, chocapic, orejones, ciruelas pasas, arándanos, copos de avena, avellana, semillas de chía y amapola, etc.) zumos (manzana, piña, tropical y naranja) amplia gama de tés e infusiones con un set de Lipton, así como mermeladas y confituras de dos marcas (bravo por la de pimiento, espectacular) y miel de producción local. Personal atento, dispuesto, amable en todas las instalaciones del alojamiento, desde el balneario, recepción, comedor, cafetería, etc. El único fallo (y percance): el gimnasio. Húmedo, frío helador, goteras, condensación, filtraciones. Las máquinas de treadmill tenían agua por filtración y la gotera todo el rato cayéndome justo en la playera (era gracioso pero incómodo) Por lo demás, lo recomiendo mucho. Necesita reforma acuciantes, genéricas y estructurales, pero es un lugar agradable con una ubicación inmejorable y, además, sirve de zona de paso y descanso para incorporar el deporte de montaña al viaje/escapada.

Finde semana perfecto ideal para desconectar y disfrutar de un balneario unico con unos profesionales excelentes. Si quieres no necesitas ni salir del hotel porque tienen un restaurante de muy buena calidad y un trato perfecto. 100% recomendable

Estancia de fin de semana en pareja. Lo mejor de todo el personal del Balneario. Tanto en recepcion, como en la cafetería y restaurante el personal se esfuerza por hacer tu estancia lo más agradable posible. Las instalaciones correctas, algo descuidados algunos detalles (armario sin tirador, dispensadores de jabon rotos con pinta de llevar así tiempo, pero en general bien. La experiencia de La Cueva muy recomendable. Bañarte en agua caliente estando al aire libre y con ambiente frio, una gozada. Buena experiencia en general

Relación calidad-precio mal. Es muy caro para lo que ofrece. El circuito termolúdico nos gustó pero estaba saturado, teniendo que esperar para usar los diferentes chorros u opciones. La habitación era amplia pero con un mantenimiento pésimo. El aire acondicionado no funcionaba y no dormimos bien por el calor, y la bañera se encharcaba en cuanto empezabas a usarla. El colchón muy cómodo, eso sí. En el restaurante el servicio muy amable. El desayuno bien y la cena con muy escasa variedad, hasta el punto que terminas pagando un dineral por filetes de pollo y yogurt... La recepción te atiende a toda prisa y sin preguntarte qué tal la estancia. Dejamos más de 300€ en este establecimiento en menos de 24 h. y nunca más