Nos alojamos en dos deptos del complejo Abaurrea (no es la primer vez) y siempre la atención fue la mejor. María, la dueña es amable, generosa y muy hospitalaria. No nos hizo faltar absolutamente nada, los deptos, limpios, seguros, confortables en meses de frío y sin contar el espectacular espacio exterior con hermosos arreglos. Siempre que vamos, volvemos aun más felices.
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