La estancia es muy agradable. El dueño, Mustafa, es todo un "gentleman" que consigue hacer todo lo mejor para que disfrutes y descanses en su hotel. Su mujer es encantadora. Un lugar para no olvidar y volver a visitar. Las mañanas en la terraza viendo los globos volar y con un e quesito desayuno hacen del lugar un inolvidable recuerdo. Desde ahí se puede realizar senderismo, globo, excursiones con guía, quad, paseos a caballo....sencillamente fantástico!!!!
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