Cuando reservas un hotel vas buscando una buena habitación y un buen desayuno. Más si cabe si es un hotel de una categoría se 4*. En este caso, la habitación es correcta, está limpia y es amplia. Dentro de lo habitual en un 4*. Está lejos del centro pero si no te importa coger coche, es buena opción. Ahora bien, el desayuno no está a la altura. Peca en varios detalles que hace que la experiencia se vaya al traste totalmente: 1) Solo tienen a un camarero. No hay cocinero. El camarero tiene que hacerlo todo: recibir a los comensales, platos calientes, preparar mesas, recoger. A veces se ve sobrepasado y no se repone con agilidad. 2) La leche fría (normal, sin lactosa y otras) la presentan en unas pequeñas botellitas con rosca que tienen muy mala presentación. Los tapones están oxidados por dentro, y las boquillas de las botellas están sucias y alguna está rota. Da muy mala impresión. Este tipo de detalles es imperdonable en un hotel de esta categoría. ¿Por qué no ponen la leche en una jarra como ocurre con los zumos? Es más higiénico. 3) Le falta un poco de variedad y cantidad. En definitiva, deben poner más esfuerzos en hacer que la experiencia esté a la altura de lo que se paga, un 4 estrella de precio medio, sobre todo en cuanto a la restauración.
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