Reservamos con un pack de dos noches + cena + desayuno + una hora diaria de spa. Nos avisaron una semana antes de que el spa no estaba disponible. Nos quejamos y nos dijeron que por las molestias nos iban a invitar a un aperitivo durante la cena, aperitivo que consistió en un platillo de café con cuatro trozos de jamón y dos de queso. La habitación, la 103, olía a cañería que no se podía estar. Pedimos cambio de habitación y nos dijeron que esa noche imposible por estar todo lleno y que cerráramos la puerta del baño, puerta que tenía una raja de dos centímetros de ancho (ver foto). Tuvimos que abrir las ventanas varias veces por la noche con una temperatura de -3º y un bebé de 12 meses en la habitación. La calefacción era muy floja y muy muy muy ruidosa. La primera noche fue como pasarla en una fría y ruidosa cloaca dónde estaba despegando un avión. Por la mañana dijimos que o nos cambiaban de habitación o nos íbamos y accedieron a cambiarnos de habitación a la 114, dónde ya no olía (tanto) a alcantarilla y dónde la calefacción era algo menos ruidosa, pero igual de ineficaz. Respecto al personal, tuvimos un error al hacer la reserva y el recepcionista nos lo echó e cara de mala manera cuando le pedimos una cuna. En el desayuno el 28/1/23 el responsable de sala fue muy muy borde. Tenía la calefacción casi apagada (con varios clientes quejándose del frío), nos puso pegas para darnos una trona para el bebé, nos abroncó por ponernos en una mesa doble en lugar de una mesa para dos comensales (que estaba en la puerta dónde había corriente), pero realmente era imposible comer con el bebé en una mesa tan pequeña y con una trona sin bandeja. Además al poco se llenaron las mesas de dos comensales y cuando vino alguna pareja se tuvo que sentar en una mesa doble. Realmente fue muy, muy desagradable. Sin embargo al día siguiente el responsable del desayuno (otro) fue muy amable, nos facilitó rápido la trona , nos sentó en una mesa doble y la temperatura de la sala era la adecuada. La comida de la cena fue pasable, aunque el solomillo de cerdo de segundo estaba bastante seco. Los postres eran infumables. El aperitivo por las molestias... mejor no decir nada. Las bebidas incluidas ridículamente pequeñas y, después de todo, nos cobraron una botella de agua. Las habitaciones necesitan actualizarse y mantenerse mejor. Y la limpieza deja que desear (ver fotografía de almohadas llenas de pelos y con restos de maquillaje). El hotel es bonito pero esta en mal lugar, a unos dos kilómetros de Antequera en una especie de polígono industrial. En fin, de los peores hoteles que he pisado si no el peor. Ni volveré, ni puedo recomendarlo.
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