El hotel es hermoso, todo un museo lleno de patrimonio cultural a través de sus piezas antiguas como cámaras fotográficas, de filmación, muebles, vajilla, biblioteca, entre muchos otros. Está muy bien mantenido, el área de la piscina es muy cómodo y el personal muy amable. Las habitaciones son lindas, cómodas y sin insectos; también cuentan con aire acondicionado. El parqueadero está incluido. Así como el servicio de turco también. Los precios de la carta son justos y preparan bebidas deliciosas como los granizados de frutas naturales (recomiendo el de mandarina con maracuyá), los cocteles (uno diferente es el margarita de tamarindo frape). La comida es rica y se puede comer en un área de restaurante cerrado muy bien ambientado o al lado de la piscina al aire libre pero protegidos del sol por los parasoles. El desayuno está incluido en la tarifa y es generoso y variado, incluye mimosas, fruta fresca, huevos al gusto, caldo de costilla, cereales, quesos, pancakes/tostadas/galletas, bebidas calientes como café y chocolate. Y tenían disponibles buñuelos o tortas de la abuela, morcilla, chorizo, salchicha; productos que varían por día. El hotel se encuentra en el centro histórico a dos cuadras del parque central, hay droguerías, restaurantes, micheladas en la esquina y D1 diagonal al hotel. Averigüen el horario de los museos y no se los pierdan, la propina de la guías dentro del museo es voluntaria y vale la pena la guianza. Recomiendo el hotel tanto para familias, amigos o si vas solo. La piscina es pasiva, lo que indica que nadie te va a interrumpir con su propia música, conversaciones ruidosas o juegos fastidiosos. Por lo tanto si alguien está siendo incomodo, hablas con el personal.
翻譯