Siento discrepar de la mayoría de comentarios sobre este Parador pero creo que hay que ser justo con la experiencia personal de cada uno. Y si, este Parador se encuentra ubicado en un emplazamiento espectacular, en una especie de torreón, en la cima de un muy bonito pueblo como es Alarcón. Por ello, tanto en las fotos de cuando haces la reserva como cuando llegas, la impresión es fabulosa. Pero una vez dentro, comienzan los peros. El parador es pequeñísimo, con 12-13 habitaciones, entendible dada la singularidad del emplazamiento. Nosotros escogimos las habitaciones estándar (no había otra opción) y hay que decir que son ridículas. Minúsculas. Una cama doble enana donde difícilmente cabíamos 2 personas. Un aseo, sin puerta ???, tambíen pequeñísimo, Un mando de ducha, que requiere jubilación y en general, una estrechez absoluta. Todo ello, al módico precio de 330 Euros la noche, con media pensión. La cena, correcta. Muy buen servicio, como siempre y un menú bastante completo. Pero lo peor es el desayuno. Ya te avisan que al tener pocas habitaciones, no disponen de desayuno buffet. Con lo que te traen una bandeja con lo imprescindible (para ellos): fruta, yoghourt, un poco de embutido y un zumo sospechoso en botella. Y luego puedes pedir tu plato caliente. Pero claro, si quieres una tostada con mantequilla, hay que pedirla aparte. Una pieza de bollería, aparte, etc, etc... Y claro, había un solo camarero para atender las 5-6 mesas que coincidimos para desayunar. Un caos y muy poco funcional y práctico. Ah, y el café, espantoso, de aquellos típicos de hace 20 años, con una cafetera grande. Ni una simple Nespresso !!! Conclusión: Lugar emblemático, sitio privilegiado pero una experiencia carísima para lo que recibes. Por tanto, sobrevalorado.
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