Mi chico y yo reservamos la Suite en este hotel rural de 4*. Al llegar, nos sorprendió el entorno natural que rodeaba este hotel. Un enclave privilegiado. El primer chasco llegó al entrar a la habitación. De suite no tenía nada. Oscura, sin vistas y con una sensación de encierro absoluto. Sin embargo, la mayor decepción de todas fue el “restaurante” por llamarlo de alguna manera. Bajamos a cenar: Había un camarero en toda la sala para atender a todas las mesas. Comensales esperando más de media hora por sus platos. No tienen carta de vinos y al preguntarle por los vinos por botella, aparece con 4 botellas en las dos manos enseñándonoslas como buenamente podía. En el menú se venden platos con ingredientes que luego no se corresponden con la realidad. Por ejemplo, hamburguesa de plan brioche (no era brioche), pasta con huevo y albahaca (no había huevo por ningún lado). Además, la calidad de la comida es PÉSIMA. Bajamos a desayunar: Por resumir, escaso y de pésima calidad. Se puede desayunar mil veces mejor en un bar/restaurante del pueblo, estoy convenida. En la web te vende un spa y una piscina cubierta cuando, por sorpresa, cuando fuimos a verlo para probarlo, no estaba habilitado, jacuzzi vacío, y piscina descuidada y con el agua helada. Tras comunicar en recepción que hacíamos el check out antes de lo previsto ya que no nos encontrábamos a gusto, no parecieron mostrar ningún tipo de interés en qué es lo que había ocurrido. Lo único que buscábamos era buena calidad en servicio, paz y disfrutar de una cocina de cierta calidad cómo bien indican con una etiqueta en puerta “Guía Michelin 2015”. Efectivamente, 2015. No dudamos que en su día este hotel ofreciera una experiencia única, pero a día de hoy el resumen es que está ABANDONADO y DESCUIDADO. Nos hemos sentido vacilados. Ni 4*, ni guía Michelin.
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