Que una vieja estación de tren abandonada, se convierta en un hotel, es una maravilla. Pero tras alojarme no me he quedado satisfecha. La recepcionista que nos atendió al llegar al igual que el chico que nos acompañó a la habitación, encantadores, pero a la habitación, le faltan años luz para ser un 5. Muy pequeña, las vistas pésimas, el baño no tenía ningún colgador para albornoz o toallas, la luz de la derecha del espejo del baño estaba fundida, las ventanas estaban muy sucias, las fundas de las almohadas no cubrian totalmente los cojines y dejaban al aire las etiquetas de los mismos. No sé, iba cin mucha ilusión y me llevé una decepción. Recomiendo encarecidamente no coger una suite, a menos que se use el sofá cama para una segunda o tercera persona, porque es igual de pequeña que las otras. De positivo, puedo decir que el room service funciona bien y el desayuno es muy variado.
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