Lo bueno: las excelentes vistas de la ciudad de Toledo, la ubicación (puedes olvidarte del coche y entrar andando a Toledo por la puerta de San Martín si no te importa andar 15 minutos) y el personal. Lo malo: NO es un hotel de cinco estrellas ni por asomo. Habitaciones propias de hoteles de tres estrellas: Televisión ridícula, nevera microscópica y antediluviana, baños con moho entre los baldosines y mobiliario de Motel de carretera. El suelo de todo el hotel es de baldosa gorda y las maletas arman un escándalo horroroso. Dejo para el final el bufette del desayuno que podría calificar como de albergue de peregrinos: café monodosis de marca desconocida y sabor horroroso, repostería industrial, zumo de aerolinea de bajo coste, huevos fríos, bacon hervido y en general todo escaso y de poca calidad. Precio desorbitado 17 Euros.
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