Espléndido y sorprendente hotel en el corazón de Triana, a un paseo del río y la Maestranza. Servicio atento a cada detalle. Fuimos en familia, con dos niños pequeños, y las molestias que acarrean, pero en todo momento el personal fue comprensivo y amable. La habitación, tanto en comodidad como en decoración, fue espectacular. De la ducha a las camas. La oferta gastro, con sus originales menús, también llama la atención. Y si el tiempo acompaña, como fue nuestro caso (a pesar de ser marzo), la azotea con piscina y terraza es estupenda. Los niños incluso se bañaron. Volveremos. No está en el centro. ¿Y qué? Mejor incluso.
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