聖迭戈伽馬林康飯店

Me dejaron deseando más, sobre todo por el precio. No funcionó el clima de mi habitación y nos tuvieron que cambiar. El agua de las regaderas era o agua ardiente o helada. En la mañana se escuchaba a los trabajadores haciendo mucho ruido o en el celular a todo volumen, tuvimos que pedirle al trabajador que baje el volumen. La comida esta rica y la atención de los meseros y recepcionistas es buena.

El hotel está muy bonito, no es nada barato para que tengan ese servicio tan pésimo de atención, en el Restaurant de la alberca tardaron 2 horas y media en traernos la comida, llegó fría y nunca nos dieron las cosas extras que necesitábamos para comer, la alberca súper sucia se nos enrredaban cabellos en los pies, y la habitación llena moscos una cosa exagerada. Hablamos a la habitación y fueron y rociaron con Raid con nosotros ahí adentro. PÉSIMA ATENCIÓN sobre todo en el restaurante.

El hotel ya cayo mucho en calidad, en mi estancia 3 dias no hubo luz, por lo que tampoco hubo internet y el servicio a cuarto tarda demasiado tiempo. Ademas de que afuera de mi cuarto tenia una bocina que comenzaba a poner musica a las 9 de la mañana, obvio detesto que me levanten. La limpieza de las habitaciones tambien deja mucho que desear ya que habia muchos zancudos en mi habitacion y se veia que las sabanas no estaban limpias. Ademas les pedí a las personas de recepcion que arreglaran mi habitacion por un aniversario y no hicieron nada. Pesimo hotel

Está muy bonito el lugar, súper bonitas las instalaciones, limpias y con algunas actividades de entretenimiento. Fuimos con nuestros hijos pequeños y disfrutaron mucho el lugar, también está ideal para ir en parejas. Mi única observación es que falta personal. La gente muy amable.

Lo que sí: el spa y el personal del mismo: una experiencia por la que volvería. Las instalaciones exteriores y la comida buena; los meseros son súper amables, y el personal de lobby. El contacto con la naturaleza y la comodidad. Lo que no: la limpieza en la habitación y falta de mantenimiento en la misma, por ejemplo: un hoyo en la regadera oxidado (quizás de una llave que antes estaba ahí), el porta-papel higiénico cayéndose, en la alberca al final del día los huespedes dejan muy sucio, las hamacas de la alberca apestaban (eso es falta de mantenimiento). Y sobre todo la gran cantidad de personas que había, hacíamos fila para todo, desde el vallet parking hasta el check in, el personal de recepción del restaurante algo apáticos o malencarados. Los visitantes de una boda insoportables, gritando en la mesa, chistándoles a los meseros y siendo groseos, no nos dejaron disfrutar del desayuno; además, solo puedes adquirir el desayuno buffet, el cuál ubican en un área, y a nosotros nos sentaron muy lejos de la misma. Si volvería a ir, pero quizás en otras fechas, o incluso corroboraría que no tuvieran evento para realmente vivir la experiencia de relajación y quietud que se promete.

No lo recomiendo. La habitación es extremadamente pequeña, literal no cabe ni una alma más. Se escucha TODO lo que pasa afuera: puertas, voces, trabajadores caminando… imposible descansar. Además, entra muchísima luz de los pasillos durante la noche, no se puede dormir bien. Durante mi estancia había demasiadas personas trabajando en el hotel a todas horas, lo cual generaba mucho ruido. Los precios del hotel no van de acuerdo a lo que ofrecen. Es muy caro para lo reducido e incómodo del espacio (parece para una hormiga). Otra cosa que me pareció pésima: no te permiten ingresar alimentos ni bebidas y todo lo que venden ahí está exageradamente caro. Una mala experiencia en general, no volvería.