Toda una experiencia, rodeado de montañas, en un páramo, sin tv, algo que creí no soportaría. Eso sí, wifi bastante robusto. Cabañas muy acogedoras y un entorno increible, distinto. Lleno de detalles que le aportan sus dueños y una historia que promete continuar con nuevas creaciones. Valió la pena. Ahhh...! y a las 18:00 llegan los zorros...
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