El hotel nos encanto a pesar de no estar tan cerca de nada, para ir a cualquier lugar tenias que coger el coche.
Las instalaciones en perfecto estado, la cama muy cómoda, la habitación limpia la nuestra con balcón a la calle.
El personal del desayuno, encantadores y muy amables.
El personal del recepción apático, poco colaborador, las dos chicas que nos atendieron cuando llegamos ni nos miro a la cara y la de salida como si no hubiéramos estado nunca en el hotel.
Pregunte si era posible que me prestaran una hielera para poner una botella de champan porque era mi aniversario y la respuesta inmediata fue no y no hubo posibilidades de obtenerla.
Fácil aparcar por la zona, sin pagar.
Los demás todo bien.