Es un muy buen hotel, buen diseño, bonitas instalaciones, con algunos problemas que afean la estancia y se podrían mejorar, y otros que no. Entre estos últimos, los ascensores, claramente insuficientes con plena ocupación, pero tiene difícil solución. Entre los mejorables, un personal masculino en recepción desagradable y cortante (no así las mujeres de recepción, serviciales siempre), un equipo de animación que roza lo mediocre (si uno ha estado en unos cuantos clubes infantiles y hoteles con ocio para adultos se da cuenta enseguida), y unas normas en piscina ineficaces y que castigan al huésped que las respeta, con toallas que ocupan todas las tumbonas desde la mañana a la noche mientras la megafonía anuncia que está prohibido sin hacer nada al respecto, amén de un horario surrealista: que con 35 grados de temperatura y tras una noche en que el termómetro no ha bajado de 25 madrugues para desayunar y darte un baño... y te encuentres labores de mantenimiento ¡¡¡hasta las diez y media!!! es bastante inexplicable. La habitación muy bien, cómoda, limpia y con una terraza amplísima, en lo negativo las amenities brillan por su ausencia con precios que probablemente merezcan algo más, y la mampara de ducha, la pongas como la pongas, deja el suelo del baño chorreando. Acceso al paseo marítimo y a la playa directo desde el hotel, eso está muy bien, y una zona comercial justo al lado muy interesante. Desayuno excelente, mil opciones, todo riquísimo excepto el bacon, terrorífico.
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