搜尋彭塔巴勒那住宿

Paguei por um quarto com duas camas de casal, uma para eu e meu marido e outra para meus dois filhos. Cheguei no hotel e simplesmente não havia quarto com duas camas de casal. Depois de algum tempo, com a boa vontade da funcionária Solidad, ela nos deu um upgrade e fomos para um apartamento grande e confortável, porém com o mesmo problema, não haviam duas camas de casal, apenas uma! Colocaram duas camas de solteiro avulsas, improvidadas, de montar, super desconfortáveis. Nos colocaram num quarto maior para teoricamente nos sentirmos tendo um upgrade, porém faltou muito o conforto dos meus filhos. Café da manhã mal servido, bagunçado. Hotel antigo, acomodações velhas, troca de toalhas e artigos de banho sempre insuficientes. Deixou muito a desejar. Único ponto positivo a funcionária Solidad que fez de tudo que poderia para ajudar. Porém o hotel passa longe de ser um resort recomendável.

Lo mejor de todo es su ubicación, y por eso vale la pena visitarlo una vez en la vida. Todas las habitaciones tienen una vista privilegiada, maravillosa! Eso no tiene desperdicio. Destaco también la atención del personal, amable, gentiles y con buena onda. El edificio y su arquitectura, es único, y hay que conocerlo, sin duda!! Lleno de recovecos, con sus paredes en la piedra misma, ocultando desniveles. Algo único es ver un atardecer desde sus terrazas, o zonas comunes, mientras suena de fondo el ”saludo al sol”, poema que grabó el artista Carlos Paéz Vilaró. Es muy interesante conocer la historia detrás de esta ”casa escultura”, lo que lo fue motivando a esta creación que tanto atrae a turistas de todo el mundo. Para quienes estén interesados en la historia del Milagro de los Andres, pues se suma el plus de que el creador de este lugar es el padre que jamás paró de buscar a su hijo perdido en las montañas. Todo un ejemplo de amor y esperanza. Ahora, porque no le doy 5 estrellas? pues, si bien se nota que se intenta mantener, (durante nuestra estadía estaban pintando varias zonas comunes, y no pudimos acceder a ellas), tiene muchas cosas a mejorar. La acústica en las habitaciones es terrible, se escucha tanto al de la habitación contigua que parece que estamos todos juntos en la misma habitación. Los baños tienen pérdidas molestas, en cisternas y duchas. No hay amenities, salvo las básicas en frascos grandes, pero de baja calidad, (el jabón de manos es tan líquido y transparente que parece agua, de verdad parecía que hubieran completado el frasco con agua!). El precio del parking me resulta excesivo, 30 U$S por noche. No hay atenciones al huésped, como un agua de cortesía por lo menos, cafetera en la habitación o similar. Si se quiere visitar el museo y estás hospedándote en el hotel, igual debes pagar entrada. El hotel se llena en las zonas comunes de visitantes que no están alojados. Se nota desmejorado, y como que intentaran ahorrar al máximo en todo. Es una pena, porque es un lugar con mucha magia, que debería estar mas prolijo. Igualmente, como dije, es un lugar que merece visitarse una vez en la vida.