El sitio es súper original, una cárcel restaurada, en el patio hay bicis, un restaurante y unas vistas chulísimas de la torre y las montañas. Está a 10 minutos de la estación de trenes, se llega fácilmente andando. Las habitaciones son compartidas, al menos la que cogimos nosotros, con 2 literas. Las camas son muy cómodas y todo está muy limpio. Dentro de la habitación hay un pequeño aseo. En cada planta hay unas 3 habitaciones, que comparten cocina común y un baño más grande con ducha. Llegamos muy tarde y nos fuimos muy temprano, por lo que no pudimos coincidir con el staff, pero por vía online fueron majísimos y atentos. Los chicos del restaurante, que son ajenos al albergue, fueron muy amables ayudándonos a encontrar la habitación, ya que el equipo del albergue ya no estaba. Me encantaría volver para quedarme varios días!
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